Me alegra mostrarte una parte que no conocías de ella.
La realidad no tiene sólo una cara. Somos poliédricos. Tridimensionales (que seamos capaces de percibir ) pero si tenemos en cuenta la esencia, el alma, las dimensiones se disparan.
Para qué una obra se edifique correctamente se ha de construir por todos los lados, y en su conjunto.
Quedarse con la primera impresión lleva a engaño.
Quedarse con lo que otros perciben desde su ángulo de visión cerrado y estático, también.
Todo mejor valorarlo en conjunto.
También lo que percibe y agrada más a uno, puede diferir millas de lo que otro ser aprecia. Uno se queda con la cara, otro se queda con... La cruz, creerán que de trata de cosas diferentes, siendo partes integrantes de algo superior y en definitiva, lo mismo. Pero valorando un único ángulo, jamás se puede captar la esencia.
Te lo pueden describir, explicar, pero siempre será una visión subjetiva, distante a lo que uno puede llegar a percibir, a sentir a ser o vivir.
La escultura me apasiona porque me obliga a analizar todos los ángulos y lados e irlos creando simultáneamente.
Me encanta la espalda de esta escultura. Y que su
digamos... trasero, sea levitante, sí, un "trasero levitante", has leído bien, y no que estuviera aplastado por su propio peso.
Ella se eleva, y aunque esté formada por 200 kg de material, en realidad es etérea.
Es en un instante su mismo respirar, sólo aire que ha tomado forma. Pero todo tiene un porqué, y pronto lo desvelaré. Bueno... Pronto o lo que me lleve crear mi propio mundo hermoso.
Todo está pensado y dibujado hace tiempo. Las sorpresas, mejor, a pequeñas dosis.
Yo encuentro a la escultura hermosa desde todos sus ángulos y resquicios.
Es fuerte, poderosa y al tiempo, es capaz de elevarse ante cualquier circunstancia, e irradiar serenidad, belleza y paz.
Trabajar la escultura con alegría y pasión me llena por todos lados. Incluso de arriba a bajo.
Por eso... Pues eso, feliz!
Con cariño, Elvia.
Creado con amor.
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