Lápiz sobre papel.
En el rostro se dibuja la huella que imprime la vida. En la mirada... la del alma.
La fortaleza, la nobleza, el amor por la familia y el buen corazón, guiaron certeras cada línea que el lápiz trazó.
Aunque no era necesario, creo que su preciosa compañera se volvió a enamorar al ver el dibujo.
Simplemente comenzó a leer en las pequeñas líneas los pasos que la vida cinceló en él y la condujo a ella.
Y es que las almas predestinadas, por suerte, al fin se encuentran.
Sandra, Xavi, una placer realizar esta obra.
Elvia Cor
Lo dibujé con cariño.
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