Realizar este encargo fue un reto. Es un retrato de envergadura, de cuerpo entero.
Retratar a Jan, pequeño violinista de gran talento, su violín, el mar... Y todo obligada a no desentonar ni desafinar en ninguna pincelada... Fluyó como la música, fue una gozada.
Todo aquel que lo ve al natural se impregna de su luz y musicalidad callada.
Un placer pintarlo, lo hice con amor.
Elvia Cor
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